29 de julio de 2010

¡Un post de mierda!


Hay mugre en las veredas, eso no es ninguna novedad. A pesar de tener dos o tres tachos de basura en cada cuadra, mucha gente los ignora y con la mejor cara de “uy, se me cayó", tiran los volantes, envolturas, latas, botellas y demás desechos, al suelo.
Pero voy a referirme a otro tipo de suciedad. La suciedad orgánica. La suciedad animalesca que adorna el camino del peatón.
Los intentos de concientizar a la gente que pasea a sus perros no han surtido efecto. Los carteles que alientan a llevar consigo una bolsa para levantar la caquita no son lo debidamente convincentes; o será que directamente a nadie le importa, hasta que les toca en gracia pisar un desecho perruno. ¡Ahí los quiero ver!
Claro que hay muchos perros callejeros que hacen en cualquier lado pero, pobrecitos, están libres de culpa y cargo.
Los dueños se justifican diciendo que “el perro hace donde quiere”. Y no se por qué a estos hermosos especimenes se les da por elegir los lugares menos adecuados, como ser la puerta de alguna casa, el frente de un negocio, la parada de colectivos, etc. Yo les diría a los papás y mamás humanos, que está muy bien que su pichicho haga donde se le ocurra, siempre y cuando ellos no se hagan los sotas y levanten lo hecho por el animal.
Haciendo apología de lo escatologico, voy a pasar a la descripción de las malolientes deposiciones.
Las hay de diferentes colores, texturas y consistencia. Si hablamos de esto último, vemos heces bien compactas y uniformes, otras finas y gruesas, dependiendo del tamaño del perro. También hay acuosas, semi líquidas.
En lo que a colores se refiere, se observan marrones claros, oscuros. Algunas caquitas de un marrón rojizo, algo blancuzcas y verdosas también.
No sólo encontramos la caca en su lugar primario y en su forma original (con “lugar primario” me refiero al lugar que el perro eligió para descargar su intestino) también nos topamos con huellas de caca aplastada en seguidilla, lo que sería una zona de alto riesgo. Estos rastros fueron dejados por algún individuo que intentó limpiar la cacona adherida a sus zapatos o zapatillas. Algo casi imposible de lograr sin darle un buen lavado al calzado que sufrió este infortunio. Sobre todo si llevaba zapatillas. La caca suele aferrarse a los surcos de las suelas de goma.
No solamente es asqueroso para la persona que pisó el "regalito", también lo es para sus compañeros ocasionales de viaje en algún transporte público, para sus compañeros de trabajo o para cualquiera que se cruce en su camino.
Y dicen que “pisar caca de perro trae suerte”. Muchos piensan que es mentira, que no pasa nada, que no trae suerte. Pero están equivocados, la frase es totalmente cierta. La suerte puede ser buena o mala, en este caso el dicho no aclara. Por lo tanto, si acabas de pisar un sorete no hace falta que te diga que clase de suerte te trajo ¿no?